No sería suficiente un paro de un día. O un paro de una semana completa. O un impedimento en el servicio, una modificación, quizás, que afecte en alguna forma a los usuarios. Quizás cambiar algunos horarios. Quizás empeorar el servicio adrede.
Este es un extremo, hasta ahora ficticio, de una protesta.
Supongamos que los pilotos de cierta aerolínea reclaman alguna mejora; por ejemplo, supongamos que estuvieron pasando muchas horas seguidas volando sin poder descansar propiamente. Reiteradas veces han avisado, estos pilotos, que no es salubre pilotar en estas condiciones. Podrían ocurrir tragedias evitables.
¿Y que si, estos sesenta y cinco (porque ese es el número que tiene que ser) pilotos, dispersos por todo el mundo debido a su trabajo, alcanzaran el límite?
La vida de todos estaba destruida. Demasiadas horas pasadas en el aire no les dejaba llevar su vida como la llevaban previo a esto.
"Atención, les habla el capitán. Les informamos que no podremos aterrizar en forma en la ciudad de destino, aunque el tiempo allí es cielo despejado y una temperatura agradable de 21 grados celsius. La hora local es 10:31 a.m. Attention please, captain speaking. We inform to you that we will not be able to land properly in the city of destiny. However, we have a clear sky in this city and a comfortable temperature of 21 degrees celsius. The local time is 10:32 a.m."
Nadie entendía a que se refirió el señor con "no podremos aterrizar en forma". Generalmente esa expresión va acompañada con "en tiempo", formando "en tiempo y forma". Pero esta vez, sí aterrizarían en tiempo; no así en forma.
Comenzó a existir lo que se conoce como frenesí en el aeroplano. Algunos pasajeros habían entendido el mensaje, pues estaban familiarizados con la situación presente de la aerolínea y su conflicto con los pilotos. Llamaban a la tripulación para exigir explicaciones, pero ellos no las tenían.
"El capitán nuevamente. Les pedimos a todos que comiencen a grabar con sus móviles de ahora en adelante. Pues serán parte de la historia." No se molestó en repetirlo en la lengua inglesa, ya no más.
Ya nadie entendía nada. Era todo una misma burbuja de insanidad, desconcierto, paranoia, claustrofobia, cuando no, y muchas otras condiciones o síndromes que padecen ciertos especímenes de la raza humana.
"Queremos informarles con gusto, que ha sido un placer para nosotros que usted haya elegido esta aerolínea como su preferida. Pero ahora, les aclaramos, que esta última decisión que han tomado, no ha sido la mejor, creemos que ni cerca han estado."
Gritos.
"Ahora bien, yo llevo más de 4 días sin dormir, pilotando naves como en la que se encuentran actualmente. De hecho, ya hace más de 100 horas que no pego ojo. No logro comprender, aún, como puedo formular estas oraciones. Creo que estoy en piloto automático."
Risas nerviosas, pues el capitán hacía chistes malos en medio de una situación demasiado borrosa como para comprender.
Los pasajeros pudieron observar que el avión seguía a la misma velocidad, pero se acercaba mucho a la superficie del globo. También podían ver muchos aviones a lo largo del campo. ¡Y podían ver que eso no era ninguna ciudad!
"Con gusto les hacemos llegar, que ustedes están presenciando la mayor protesta o huelga de la historia. La medida más drástica, más extrema jamás tomada por cualquier empleado en la historia de la humanidad, y antes también."
Ya, lo que se oía en la cabina, eran demasiadas cosas como para nombrar. Pero la gente que estaba en tierra firme y veía los directos de Facebook o YouTube, al contrario, no podía articular el más mínimo sonido.
"Nos agrada informarles que la aerolínea ha arruinado la vida de sesenta y cinco pilotos, hoy aquí reunidos en asamblea aérea para celebrar las seis mil quinientas horas que llevamos todos despiertos si las sumamos. Es el total que suman las horas de todos los días laborables de un año. Me acabo de dar cuenta de eso, sinceramente no lo había notado antes."
Ya había gente desmayada o infartada en la cabina. Incluso miembros de la tripulación.
"Les pedimos, por favor, que tiren de las mascarillas que han de haber bajado enfrente suyo. Si viajan con chicos, colóquensela a ustedes primero, antes de asistirlos."
"La misma estará emanando gases letales. Consideramos esta una salida mucho más favorable antes que la que experimentarán de otra forma. Pero si hay algún aventurero, bienvenido sea. ¡Quién sabe, después de todo, de qué es capaz el azar!"
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Los terrícolas pudieron ver en vivo, por todos los canales de televisión, como los sesenta y cinco aviones se estrellaban de cabeza en el campo en un país africano que nadie tuvo presente en ese momento. Uno tras otro, como un desfile militar a la inversa, iban colapsando los aviones en el suelo. Uno, tras otro. Sesenta y cinco.
Y en ese momento, despertó.
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