Abro los ojos. Miro a mi entorno, encandilado por las luces perpetuamente encendidas. Me había dormido en una camita más o menos cómoda, a oscuras, pero aparecí acá. Siempre lo mismo. Me cubro con la mano porque me molesta, naturalmente. Refunfuño un poco, lanzo un improperio sin remitente, y voy a buscar la bolsa con ropa que dejé el día anterior. Me cambio. Aunque el baño no tenga puerta, eso no importa, total es temprano y todavía no vino nadie. Ya soy un experto en este arte.
Por suerte hay un McDonald's a una cuadra. Por mala suerte, ayer me olvidé de dejar la copia de las llaves en la bolsa y voy a tener que esperar a que lleguen los de seguridad y me abran... Da muchísima bronca arrancar así el día, ¿no? Y bueno, que más puedo hacer.
Esperé un rato, sentado en el piso, más o menos hasta las 7:30 que es cuando llegan los tipos esos. Esperé un ratito más, y usé la famosa fábula del profesor que entra por la puerta que "dejaron abierta por accidente" y que luego "habían cerrado" para pedirles las llaves, porque solo vine a dejar mis cosas y quería ir a desayunar. Nada, nadie puede creer eso, pero no tengo ganas de inventarme algo mejor.
El McDonald's está cerrado. Voy a tener que caminar un par de cuadras para el otro lado, creo que hay algunas confiterías abiertas ahora. Pero creo que los imbéciles no tienen comida apta para celíacos, y mi organismo inútil decidió que 'no le gusta comer productos con TACC'. Lpm. Que suerte la mía.
Este intento de híbrido entre un bar y un antro pulgoso estaba abierto, y como esperaba, no tienen nada que no sea medialunas, sanguchitos, todo eso. Me compré un café negro y por poco no me lo tiro en la cara de la bronca que tengo. Lo peor de todo es que esto es así todos los días.
Vuelvo a la facultad, intentando disimular un poco la bronca que tengo, aunque creo que ya nadie lo nota, es tan natural para mí...
Los tipos de seguridad se fueron. Empiezo a golpear bien fuerte la puerta. Si no me abren, la tiro y listo.
Ah, ahí vino uno. Me pregunta qué carajo me pasa. Lo mando a cagar y listo, ahí suele quedar nuestra charla amistosa. Ya lo conozco a Anselmo, es un pelado vago que nunca está en su puesto.
Todavía faltan 30 minutos para que arranque la clase. Probablemente me esconda en algún lugar que pueda pegarle a una pared, o donde pueda romper algo. Usualmente me encierro en algún aula desierta, total hay miles que a esa hora están vacías. Hay una que ya tiene la mayoría de los bancos a la miseria de tanto que los pateé... Por suerte justo ahí no hay cámaras.
Ahora que faltan 10 minutos debería andar cerca este otro profe con el que siempre hablo, no sé si porque es el único que me da charla sin putearme o por qué, pero esas oraciones que intercambio con él son los únicos momentos en el día en los que no quiero matar a alguien.
Ahí viene. Le voy a preguntar cómo le va. Bien, dice. Qué bueno. Le voy a decir que yo también, como siempre le digo. Creo que se lo cree.
Bueno, hora de entrar al aula. Uh, pero no tengo ganas de ver a mis alumnos. Son todos de madera. A veces les copio mal las cosas a ver si se dan cuenta, y ni idea... O les dicto una definición cualquier fruta con cosas que no vimos y nadie pregunta, están tan perdidos que ni se dan cuenta.
Ya fue, vamos a entrar.
Ni los saludo, para qué si total me voy a morir.
Bueno, a ver qué boludez puedo copiar hoy. Y vamos a copiar esto, ni sé qué es.
Nadie hizo preguntas, genial, porque no tengo idea de qué puse. Voy a copiar un ejercicio y que se mueran, si lo hacen bien y si no no me importa.
Ya terminaron las dos horas de clase, sólo quedan otras nueve antes de que termine mi turno.
Descubrí que extenuarme hasta ese punto es la única manera de poder terminar mi día.
Voy a la parada del colectivo, porque obviamente el auto es inútil en mi situación... "Veintiuno", le digo, aunque haya un cartel grande que dice "INFORMAR AL CHOFER SU DESTINO, NO EL PRECIO DE SU BOLETO". Qué me importa a mí eso.
Llego al otro lugar este, doy otra clase. Quedan seis horas. Ya siento el cansancio, muy fuerte, y solo voy por la mitad.
Colectivo, "veinte" (pintó ratonear un peso), llegué al otro. Quedan cuatro. Intento usar la mayor cantidad de energía que puedo, y ni siquiera almuerzo, ni como nada. A duras penas puedo caminar.
Paso por mi casa, agarro ropa para mañana, y me voy para la facultad otra vez.
Por suerte puedo ir en subte desde acá, así que ni pago, la salida de emergencia se puede abrir desde afuera sin problemas. Me miran mal pero que se jodan. Casi me caigo a las vías; hubiera sido una pena, todavía no dejé las cosas.
Otra vez en este edificio de mierda, vamos al quinto piso... A subir los noventa y nueve escalones que me separan desde ese baño maloliente y la planta baja.
Ya llegué. Agarro la bolsa con las cosas de hoy, la cambio por la nueva... La dejo bien escondidita, total nunca nadie la ve ahí donde la meto. Dejo la sube, también, porque sino mañana no me muero.
Ya no sé qué pasa a mi alrededor. Casi no puedo respirar, mi vista está completamente nublada, y probablemente mi sangre tenga menos azúcar que el cacao puro.
Es una buena señal.
Voy de nuevo al subte, paso por abajo de los molinetes porque ya no tengo fuerzas para saltar o abrir una puerta. Ni me puedo parar, así que viajo en el piso. Creo que creen que soy un granuja o algo así. Sería bueno estar en esa situación, la prefiero un millón de veces antes que la mía...
Ya llegué a mi parada, voy a bajarme. Le pido ayuda a la gente, capaz se compadecen, aunque internamente no puedo parar de pensar en agarrarlos de las piernas para hacerlos tropezar y que se partan la cabeza. Algunos me ayudan a pararme, y salgo a la calle.
Sólo un par de cuadras más, y casi llego.
Quedan dos...
Bueno, acá estamos. A ver las llaves... ¿? Uh, dónde las habré dejado... Bueno, ya fue, me tiro contra la puerta de vidrio.
El vidrio grande estalló en mil pedacitos. Lo habían reemplazado hace unos días porque la otra vez me pasó lo mismo y también me tiré encima. Probablemente esté todo ensangrentado ahora mismo pero como no puedo ver nada no tengo idea. Igual no importa, en serio.
El ascensor está acá, así que no tengo que llamarlo. Creo que hay gente afuera que se dio cuenta de que me estampé contra el vidrio. A veces me sorprende la poca capacidad de observación de los humanos. Pueden escuchar un estruendo y el ruido del cristal astillándose, ver al profe loco en el piso todo hecho pelota y no darse cuenta de que lo hago a propósito porque me olvidé las llaves.
Ah, hablando de eso, recién las encontré, las tenía en el otro bolsillo.
Creo que me pasé, estoy en el piso 15 y yo vivo en el... Uh, estoy demasiado mal, yo vivo en planta baja. Para qué mierda habré subido...
Bueno, aprovecho que subí, la escalera tiene un lindo agujero. Siempre me gusta tirarme por acá porque es re alto.
Nunca me doy cuenta cuando llego al piso, tampoco supe qué pasa con ese cuerpo.
---
Abro los ojos. La luz de mierda me encandila otra vez. Es muy loco ver que, no importa cuán bosta me haga el día anterior, siempre aparezco acá sano y salvo. Sólo tengo la ropa llena de sangre, pero bueno, eso pasa a veces. A ver, voy a buscar la bolsa...
¿La bolsa? ... La dejé justo acá...
Nooooo, decime que nooo.... Otra vez ANSELMO Y SU PUTA MADRE, ME CHOREASTE LA BOLSA DE NUEVOOOOOOOOOO
[Repetir indefinidamente]
0 comentarios:
¡Dejá tu comentario acá!
Para poner un comentario, escribí tu mensaje en la caja de texto y elegí en el menú desplegable como quién querés publicar el comentario. Si no tenés ninguna cuenta, seleccioná Nombre/URL o Anónimo. ¡GRACIAS!